Edelweiss era una niña sin imaginación, según su padre, por eso no compartía los juegos con sus amigas. Pero lo que su padre no sabía era que Edelweiss tenía tanta imaginación que no necesitaba esos juegos infantiles para ser una niña normal, que para ella esos juegos eran para la gente común y corriente. Ya convertida en mujer, Edelweiss tampoco es una mujer común y corriente: ha matado a dos hombres, dos hombres que compartían su vida con ella. Al verse descubierta, huye, pero es delatada y capturada. Ya en prisión, hace un recuento de su vida y le escribe al padre del hijo que espera.
Esta novela sorprende por su sordidez, por su crudeza, porque no es normal. Estamos seguros de que impactará en el público lector porque es una novela que rompe esquemas, porque, mientras la lean, sentirán en sus cuellos las vibraciones de la motosierra que utiliza Edelweiss para seccionar a sus víctimas.
Roy Dávatoc.