Luis Ortiz es una voz narrativa propia que se manifiesta originalmente con una mirada alerta y dispuesta a contar el mundo del toro bravo con autoridad suficiente y en esta oportunidad, desde un lugar muy personal y sin duda, a la vez, ficticio, en el que es capaz de jugar con el tiempo a su antojo para generar espacios entre la palabra y lo real, donde sus personajes traducen la complejidad de seres vulnerables que atraviesan géneros desde el realismo hasta lo fantástico, que permiten explorar el mapa de miradas que conforman la narrativa actual, donde cada una de sus narraciones opera sobre los demás con brillo e intensidad propia.
El Matador es una novela en la cual el espacio y el arte de torear, son tan protagonistas como los personajes centrales y constituye un escenario del lenguaje que resulta en un espejo del mundo taurino. Una narración, que, aunque ficticia, refleja una imagen corpórea que representa la significación de la vida de los toreros, empresarios y ganaderos, más allá de lo que en ella se expresa. Constituye un micromundo realista, donde los espacios, nos atrapan, como en efecto ha sido, en los momentos vacíos, para justificar su forma de crear ambientes paralelos que sustituyen la acción meramente contemplativa de un espectador que recibe mensajes, no siempre explícitos y verdaderos, sobre el mundo del toro.
Más cerca del lenguaje popular Luis Ortiz se ha convertido en una referencia obligada en cuanto a ganaderías venezolanas se refiere, donde es dueño de una prosa simple y reflexiva sobre temas trascendentales, desde las cuestiones más cotidianas de la tauromaquia, donde se conjuga su experiencia con una escritura tan feroz como desinhibida, como puede leerse en su obras Ganadería La Cruz de Hierro, Ganadería Bellavista y esta, su novela más reciente: El Matador, con prólogo del ganadero y empresario taurino Ricardo J. Ramírez M..