Porque el mundo cambió. Y sigue cambiando. Porque el dolor cambió. Y duele igual que siempre, pero con causas nuevas y cada día más perversas. Porque crecen el hambre y la sed de compasión, de consuelo, de amor y compañía. Por eso es necesario volver a pensar la misión. Y por muchas razones más. Porque no es justo responder con fórmulas gastadas a los desafíos que nos propone un Dios creativo. Porque cada generación de cristianos tiene el deber de actualizar los modos de su fidelidad al llamado de Jesús. Porque están cambiando los idiomas, los códigos y las preguntas que el prójimo nos hace. Porque tenemos un camino andado, del cual es obligación aprender, para persistir, pero también para rectificar. Y sobre todo, porque existe un pueblo increíblemente valioso, amado y amoroso, deseoso de obedecer a Dios, y capaz de curar heridas y de bendecir todavía al mundo de muchas y renovadas maneras. Por todo eso celebramos que aparezcan estos textos. Pensados y pulidos durante años por René Padilla, un reconocido teólogo y querido maestro que sigue inspirando a una generación tras otra. Deseamos que el Señor bendiga y multiplique esta semilla. Que las ideas presentadas, y las preguntas que se ofrecen para alentar la reflexión, resulten en un crecimiento sano y genuino de iglesias y grupos, y de cada corazón honesto en busca de respuestas.